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LLegó el Otoño

Con la llegada del otoño es imposible no pensar en la llegada de una de las estaciones más nostálgicas del año. Se acortan los días, las horas de sol se reducen y sobre todo nuestro estado de ánimo necesita que le reafirmemos a cada instante. Un buen plan para animarse, para vivir con ilusión es proponerse un calendario de actividades y actitudes que te ayudarán a sentirte mejor y a vivir un otoño más optimista. ¿Qué puede hacer un español medio para combatir los estragos que causa esta situación actual y afrontar la vida con optimismo? Los expertos hablan de diversos aspectos de la vida y ofrecen pautas para no perdernos en el desánimo:

MAYOR LIDERAZGO:

La «coach» personal Rosetta Forner lo resume en una simple frase: «Pensemos cada día que el mundo está esperando a una persona tan fantástica como nosotros». Forner explica que la propia actitud con la que afrontamos nuestra vida la hace más difícil:«Deberíamos desterrar la actitud del ‘‘no me queda más remedio que volver al trabajo'' por otra más rebelde, más pragmática y de mayor liderazgo». La vuelta de vacaciones genera en el 60% de la población, según Randstad, una sintomatología específica que se ha llamado «estrés postvacacional» y además coincide, según Forner, con «un momento idóneo para replantearnos qué asignaturas tenemos pendientes y, si bien no debemos tomar decisiones de importancia capital las primeras semanas, sí emprender todo aquello que siempre imaginamos y que no hemos hecho. Desde cambiar los aspectos que no nos gustan de nosotros o nuestra situación, hasta aprender a pintar. Todo aquello que nos pueda hacer un poco más felices».

TRABAJO ES SALUD:

Luis Pérez, director de Relaciones Institucionales de Randstad, explica que la compañía ha detectado dos fenómenos derivados de la crisis que están cambiando la relación del trabajador con su puesto:«Más de la mitad de los españoles afronta la vuelta al trabajo con una actitud más positiva por el mero hecho de tener ese empleo. Además, las tasas de absentismo laboral están reduciéndose considerablemente». La tarea en este ámbito no es sino convertir el trabajo en algo de lo que disfrutar durante su ejecución, ya que ocupa gran parte del día. Para ello se deben plantear objetivos a corto plazo y, según explica el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, Antonio Cano Vindel, «hacer pausas desestresantes cuando hayamos estado sometidos a gran concentración durante largos periodos de tiempo». El mismo especialista afirma que las horas de la comida en el trabajo, junto a los compañeros, son un momento ideal para hacer «una ruptura que nos ayude a relajarnos, romper la actividad generadora de estrés y ganar apoyo social». En lo que todos los expertos están de acuerdo es en que, pese a que esté -mal- relacionado con la rutina, el trabajo reporta infinitos beneficios: nos hace útiles, independientes y parte de un todo que es la sociedad. Está ligado al reconocimiento social.

DEPORTE Y MEJOR ALIMENTACIÓN:

Numerosos estudios demuestran que la práctica de algún deporte, junto con la alimentación y el sexo, generan endorfinas, la «hormona productora» de la felicidad. Además, el ejercicio favorece una mejor condición física y regula nuestro ritmo cardíaco. Cano Vindel, también presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), promueve la práctica de algún ejercicio moderado para «potenciar la sensación de control sobre nosotros, además de sentir que estamos realizando una actividad saludable».

MÁS ACTIVIDAD, MÁS FELICES:

Luis Folgado, Coordinador del Equipo de Psicólogos especializados de Madrid, recomienda que cada día «dediquemos un rato a actividades que nos gusten y nos hagan sentir cómodos, útiles y en crecimiento: no se trata tanto de que llene nuestro tiempo -actividad ocupacional- sino que nos permita disfrutar de su desarrollo independientemente de cuáles sean sus fines». En España son muy pocas las personas que cultivan una afición porque existe la creencia de que el nivel de actividad es inversamente proporcional a la felicidad. Sin embargo, ha sido demostrado científicamente que la relación es contraria a la supuesta: cuantas más cosas hacemos, mejor nos sentimos.

COMPARTIR SONRISAS Y AYUDA:

La clave para unas relaciones familiares sanas ante la tempestad que asola el país es la tolerancia y la empatía, a indicación del psicólogo Javier Urra. «Se trata de vivir como si siempre tuviéramos visita en casa: compartir sonrisas y ayuda», responde a la pregunta:¿Cómo no volcar nuestra frustración sobre las personas con quienes convivimos?. Nuestro estado de ánimo individual repercute de en el pulso de la convivencia, por lo que el Dr. Urra incide en el hecho de que «si cada miembro de la familia se esforzara por hacer de la rutina una sorpresa, la afrontara con inteligencia y aceptara que, una vez llegado, el conflicto familiar no es necesariamente malo, entonces estaríamos sin duda en un conjunto de individualidades propicias a construir una gran colectividad». Estos consejos cristalizan de manera diferente atendiendo al rol que juegue cada persona en la familia: los padres pueden facilitar la vuelta al colegio del hijo haciéndosela ver como una fortuna, por ejemplo: «hay niños que no tienen salud o un colegio al que ir. Contar con la capacidad de aprender es maravilloso»; y concentrándose en cómo no deteriorar la relación sino en cómo mejorarla.

SOLIDARIDAD:

El mismo doctor en Psicología, Javier Urra, anima a los ciudadanos a experimentar la generosidad: «Está demostrado que al cabo de un año, después de ganar la lotería, quienes destinaron una parte de su fortuna a donaciones se siente más feliz que quienes lo gastaron». De esta manera, buscar aspectos que nos permitan ser más generosos y potenciar la solidaridad en el seno de la familia.

METAS CORTAS:

«El trabajo de un parado es buscar trabajo durante 8 horas al día». Es una máxima muy repetida en los últimos meses pero poco atendida, según Fernando Huerta, director del Centro de Psicología Humane. «Frente al desempleo existen dos posibles esquemas de pensamiento: atribuir el fracaso a circunstancias exteriores o cambiar este hábito cultural a favor de la actividad». La herramienta más útil para estas personas será «Ponerse metas cortas que se alcancen al terminar la tarea presente y sistematizar el esfuerzo».