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Recordando a Edith Macefield

En 2009, apareció en los cines una hermosa película que nunca olvidaremos: Up. Es una conmovedora historia sobre un hombre que, después de fallecer su esposa, decide honrar su memoria de la manera más conmovedora: salvando la casa en la que tantos años de felicidad habían pasado juntos.

La casa en la que vivieron juntos se veía amenazada por imponentes rascacielos a su alrededor y una reforma importante comercialmente de la zona pero el protagonista de la película se resistía a venderla y a deshacerse de sus recuerdos. Pues bien, la historia de Up se basó en una casa de verdad. Esta es su historia que hoy desde Piquio.com compartimos contigo:

Edith Macefield tenía 84 años y era la propietaria de esa casa. Ella se mantuvo firme en no vender la casa a un complejo desarrollo urbanístico que se iba a construir en la zona. ¿Os resulta familiar la casa? La casa de la señora Macefield sirvió de inspiración para los creadores de Up: Barry Martin, un supervisor de la construcción que estaba trabajando en el complejo se fue haciendo amigo de Edith poco a poco. Edith siempre fue una mujer increíblemente valiente. Ella le contaba historias de su pasado a Barry que eran tan extraordinarias, que no podía estar seguro de si eran ciertas. Ella le dijo que había sido reclutada por la inteligencia británica como estudiante de música y enviada a Alemania para espiar a los nazis. Pero una cosa era cierta. Ella creció para ser una mujer fuerte, valiente y resistente. Con el tiempo, Barry se fue uniendo emocionalmente cada vez más a Edith. Él daba paseos con ella, la visitaba frecuentemente e incluso en alguna ocasión acudió a urgencias porque no se encontraba bien. Cuando se le preguntó acerca de por qué ella no quería dejar su casa, tuvo una respuesta increíble.

¿Dónde puedo ir? Yo no tengo familia y esta es mi casa. Mi madre murió aquí, en este mismo sofá. Regresé a Estados Unidos desde Inglaterra para cuidar de ella. Me hizo prometer que la iba a dejar morir en casa y no en una residencia, y me quedé con esa promesa. Y es aquí donde me quiero morir. Justo en mi propia casa. En este sofá".

Edith continuó recibiendo ofertas de venta por su casa, pero ella las ignoró. Ella llegó a rechazar 1 millón de dólares por su casa. Con el tiempo, se hizo cada vez más dependiente de Barry. Un día que Edith se encontraba mal, Barry decidió llevarla al hospital. Tenía cáncer de páncreas. Sin embargo, Edith estaba tranquila. Ella tenía su casa y tenía un buen amigo que cuidaría por sus intereses: Barry.