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No sólo alquimistas del software

El diseño recupera materiales primarios para generar apariencia tecnológica

Por J.A.O.

Hace un tiempo no muy lejano, cuando se hablaba de un diseñador gráfico, todo el mundo pensaba en alguien pegado a un lápiz y un papel. Una especie de ilustrador raro que, además de dibujitos, añadía letras a sus trabajos y hacía cosas para las pocas personas que pensaban que ser diseñador era una profesión de verdad.

Hoy en día, al diseñador se le asignan mentalmente otras herramientas como el ordenador, la tableta gráfica o la cámara de fotos. Los tiempos han cambiado y, con ellos, la forma de trabajar de casi todo el mundo y, sobre manera, la de los diseñadores gráficos, que cada vez se parecen más a una especie de artesano del ordenador, alquimista del software o domador de ratones.

Pero que el tiempo no crea que ha vencido la batalla al papel, la goma, el pegamento o el lápiz. A día de hoy, ésos siguen siendo los ingredientes principales con los que se guisa una buena idea y un gran diseño. Luego se cocinará en los hornos más modernos o en las sartenes más sofisticadas, pero el inicio, el origen, sigue siendo algo tan simple como un garabato en un cuaderno.

Parece que algunos diseñadores quieren rendir una especie de "tributo" a estos materiales primigenios, creando obras de lo más modernas con los propios papeles de colores, rotuladores o cartulinas y dando forma a algo orgánico, material, tangible, con aroma a pretecnología del siglo XXI.

Conoce algunos ejemplos:

Zim and zou

Yulia Brodskaya

Lisa Johnson