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Padres

Diez frases prohibidas cuando eduques a tu hijo

El día a día nos lleva a actuar o decir cosas de las que poco después nos arrepentimos. Además de ser padres, también cumplen otros roles importantes en nuestra sociedad: son maridos/mujeres, hijos, amigos, trabajadores y encima hay que cumplir con las tareas domésticas.

1. Deja de llorar por esa tontería, no seas exagerado. Las emociones que experimentamos en el día a día (rabia, miedo, tristeza, alegría, curiosidad) ocurren de manera involuntaria, automática e inconsciente, motivo por el cual, no deberíamos juzgar las emociones que experimentan nuestros hijos.

2. Puedes conseguir todo lo que te propongas en esta vida. Pero ¿por qué les mentimos? ¿Acaso esto es cierto? Dicen que el refranero popular es muy sabio, pero en ocasiones transmite ideas erróneas: querer es poder escuchamos y decimos muy a menudo. Desgraciadamente, no todos nuestros hijos valen para todo ni son capaces de todo.

3. Lo importante es dedicar tiempo de calidad a tus hijos. En muchas ocasiones escucho este mensaje erróneo de que, aunque sean 15 minutos al día el tiempo que vea a mi hijo, si es de calidad, eso es lo importante. Nada más lejos de la realidad. Los niños necesitan que sus padres estén mucho tiempo con ellos y que además ese tiempo sea de calidad.

4. Me tienes harta, hoy no soy tu mamá. Mucho estrés en el trabajo, problemas familiares, compromisos sociales y la cantidad de atención que requieren nuestros hijos, a veces, nos hace estallar al sentirnos frustrados o incapaces de llegar a todo. Debemos ser conscientes del daño que ocasionan estas frases, ya que influyen directamente en la autoestima de nuestros hijos.

5. Aprende a hacer las cosas por ti mismo porque yo no voy a estar toda la vida para ayudarte. Es verdad que no vamos a estar toda la vida detrás de nuestros hijos. Queremos que sean lo más autónomos posibles en los diferentes ámbitos de la vida, pero todo requiere un tiempo. dotemos a nuestros hijos de herramientas, destrezas y habilidades para desenvolverse con eficacia en los diferentes conflictos y contratiempos para que en un futuro lo puedan hacer ellos de manera autónoma.

6. Tu hermano lo hace bastante mejor que tú. No es nada positivo que comparemos a nuestros hijos con sus hermanos, primos o compañeros de clase. Cada uno de nosotros llevamos un ritmo y un desarrollo.

7. Hijo mío, desquicias a cualquiera. La tarea de ser madre y padre es tremendamente complicada. Además, exige mucho tiempo, dedicación, cariño y no solemos ver los resultados hasta pasados unos meses y, hasta en algunas ocasiones, pasados años. A veces no damos abasto con todo lo que tenemos que hacer. Estas reacciones son normales, pero debemos evitar culpar al niño porque él no tiene la culpa, solo demanda atención como el resto de niños.

8. A tu edad, yo hacía los deberes solo. Las cosas van cambiando generación tras generación. Si comparamos las generaciones de nuestros abuelos, padres, las nuestras y las de nuestros hijos, seguramente encontraremos diferencias importantes. Por este motivo, es más eficaz hablar de nuestro hijo, con sus habilidades y sus dificultades, y de su contexto que hablar de nosotros mismos. Los tiempos son diferentes.

9. Podrías esforzarte más. Generalmente, este tipo de frases las solemos decir en el ámbito académico. En ocasiones les exigimos demasiado. Queremos que se dejen la piel en algún ámbito concreto de la vida. No siempre están preparados o dispuestos porque o bien les cuesta más de lo que nos pensamos o bien no es lo que les motiva.

10. Si no apruebas el examen de mañana, olvídate de ir al cumpleaños de Pedro. Las consecuencias de mi conducta en un área concreta de mi vida (ej. colegio) no deberían afectar a otras áreas igualmente importantes (ej. ámbito social).